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Botox® Pro o Anti-natura

Método Reabel, belleza con base médica de la Dr. Mariela Barroso El envejecimiento es el conjunto de modificaciones morfológicas y fisiológicas que resultan como consecuencia de la acción del tiempo.

Jonás Vilbazo
Jonás Vilbazo
1 de March · 1395 palabras.
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🕘 Resumen

El proceso de envejecimiento es universal, irreversible, heterogéneo, individual e intrínseco. La mejora del nivel de vida y las políticas de salud pública han llevado a una prolongación de la expectativa de vida, lo que constituye un éxito del desarrollo socioeconómico y de la salud pública.

Sin embargo, el aumento de la proporción de personas mayores presenta un desafío para la sociedad, que debe adaptarse a sus necesidades para promover su autonomía y bienestar físico y emocional.

Las ciencias de la salud han abierto dos grandes líneas de investigación en genética y biología para comprender mejor el proceso de envejecimiento humano.

Los científicos han descubierto numerosos genes que influyen en el proceso de envejecimiento y han identificado la parte de cada gen que protege la información genética y su relación con la muerte celular.

Además, la medicina biológica ha identificado la oxidación celular como una de las principales causas del envejecimiento, que puede ser afectado por factores externos como la contaminación ambiental, la radiación, el humo del cigarrillo y otros agentes químicos e infecciosos.

Por lo tanto, la comprensión del proceso de envejecimiento a nivel molecular y celular puede ayudar a desarrollar nuevas estrategias para mejorar la calidad de vida de las personas mayores.

El paso de los años deja su huella en todos los seres, animados o no. En el caso de los seres vivos éste se evidencia a través de cambios a nivel de las moléculas, células, órganos y del organismo en sí. En el hombre estos cambios son en parte silentes y entrañan una disminución gradual de las capacidades del individuo. El envejecimiento es, por lo tanto, un proceso vital universal, irreversible, heterogéneo, individual e intrínseco.

El alargamiento de las expectativas de vida de la población puede considerarse un éxito del desarrollo socioeconómico y de las políticas de salud pública. Al mejorar el nivel de vida, como consecuencia del progreso social y sanitario, la proporción de personas de edad avanzada aumenta, constituyendo a la vez un reto para la sociedad, ya que ésta debe adecuarse a la condición física y mental de sus miembros, a fin de para promover al máximo la autonomía y el bienestar físico y emocional de las personas mayores.

Con miras a conocer y comprender mejor el proceso de envejecimiento del ser humano, las ciencias de la salud han abierto dos grandes líneas de investigación, dentro de la genética y la biología.

Como consecuencia de ello, los científicos han descubierto numerosos genes que influyen en el proceso de envejecimiento y han observado como la activación o desactivación de algunos de estos genes influye directamente en la velocidad con la que un individuo envejece. También han identificado la parte, dentro de cada uno de los genes, que es responsable de proteger la información genética (ADN) y su relación con la muerte celular, por lo que existe una fuerte evidencia científica de la existencia de un control genético del proceso de envejecimiento, tanto a nivel celular como del organismo en su totalidad.

Por otro lado, la medicina biológica ha identificado como una de las principales causas del envejecimiento el proceso de oxidación celular. La contaminación ambiental, las radiaciones, el humo del cigarrillo y los agentes químicos e infecciosos aumentan los procesos de oxidación celular (estrés oxidativo), con la consiguiente generación de radicales libre, los cuales actúan directamente sobre las células, dañando las estructuras celulares. Esto ocasiona que las células dañadas funcionen de la forma inadecuada, desencadenando enfermedades y procesos degenerativos crónicos.

De lo anterior podríamos deducir que el envejecimiento precoz es el resultado de una inadecuada protección contra el daño producido en los tejidos por los radicales libres.

En el envejecimiento se describen dos procesos imbricados: la senescencia y la senilidad.

Se denomina senescencia al proceso de envejecimiento natural o fisiológico. En la senescencia la vida se extingue lenta y armónicamente, sin el traumático déficit que experimenta el individuo senil. Sólo los cambios que están presentes en todos los individuos que envejecen, representan el envejecimiento per se. El resto es senilidad.

Denominamos senilidad al envejecimiento anormal o patológico. La senilidad es una aceleración de los procesos biológicos normales de la vida. De manera que es importante distinguir entre el envejecimiento fisiológico y la senilidad (enfermedades asociadas).

Es obvio que el “desgate de la existencia” como han llamado algunos al proceso de envejecimiento, no se manifiesta de la misma manera y al mismo ritmo en cada uno de nosotros, ni en todos los órganos por igual. De allí el carácter heterogéneo e individual del envejecimiento. La variabilidad genética, el estilo de vida y la manera de alimentarnos influirán directamente sobre nuestro envejecimiento. De allí que podamos observar adultos de 50 años notablemente jóvenes desde el punto de vista físico e intelectual, mientras que otros individuos de la misma edad presentarán signos de vejez prematura.

Respecto al envejecimiento de la piel, cabe destacar que la mayoría de los signos clásicamente asociados con la edad, recientemente han sido asociados más a una falta de cuidado de la piel que a la edad en sí misma. Durante la valoración clínica de la piel de una paciente, a través del examen físico, dependiendo del grado de hidratación, turgencia, elasticidad, pigmentación, presencia de arrugas, etc., obtenemos datos de gran valor semiológico, los cuales nos permiten diferenciar claramente una piel cuidada, de una piel maltratada, así como la presencia de signos propios del envejecimiento.

La piel de nuestro cuerpo en general se ve expuesta a múltiples agresiones que pueden producir su envejecimiento prematuro, pero la cara, el cuello, el escote y las manos son las zonas que más se ven afectadas debido a que están desprotegidas, habitualmente a lo largo de todo el año.

La exposición indiscriminada al sol, sin una protección adecuada, es una de las circunstancias que más aceleran el proceso de envejecimiento. Pero hay otros factores que contribuyen con el deterioro prematuro de la piel, como es el caso del consumo de cigarrillos y la exposición a la contaminación ambiental. Estos dos, junto con la exposición excesiva al sol, originan la formación de los radicales libres y con ello alteraciones en el ADN de las células, produciendo arrugas, deshidratación, flacidez y manchas.

Los radicales libres inciden sobre las fibras de colágeno y las fibras elásticas disminuyéndolas en cantidad y calidad, que conlleva a la formación de “arrugas” y las famosas hendiduras que denominamos “surcos”. Éstas arrugas y surcos se ven profundizadas en las zonas de mayor gesticulación (líneas de hiper-expresión) y si bien son consecuencia de la expresión emocional natural del individuo, van marcando la huella de las emociones más frecuentes y más intensas en el rostro, dándole ese aspecto casado, desencajado y desaliñado.

Los daños que infringimos a nuestra piel son acumulativos y muchos de ellos comienzan a una edad temprana, haciéndose sólo evidentes alrededor de la cuarta década de nuestra vida. Sus primeros signos son el aspecto cansado y ajado de la piel, y el aumento de las líneas de expresión en la frente y alrededor de los ojos. La aparición de estos representa un grito de auxilio de nuestra piel, que demanda entonces de una ayuda especializada y oportuna, por parte del médico. De lo contrario, el proceso de envejecimiento prematuro o senilidad de la piel podría convertirse en algo irreversible, requiriendo entonces medidas más agresivas para su corrección, como es el caso de la cirugía plástica.

La Medicina Estética busca compensar y contrarrestar los elementos anti-natura presentes en el estilo de vida contemporáneo y que aceleran el envejecimiento cutáneo, contando dentro de sus recursos terapéuticos con el BOTOX® que, entre otras podemos decir que se trata de una solución no invasiva, diseñadas para devolver la frescura al rostro sin alterar los rasgos faciales. Esto permite recuperar una imagen natural y saludable, de una manera efectiva, segura y asequible.De manera que, si bien el envejecimiento (senectud) es un proceso natural, el envejecer prematuramente (senilidad) no lo es. En este último caso, las medidas de compensación estética, pueden llevar atrás el reloj de nuestra apariencia personal. Es aquí donde la Medicina Estética viene en nuestro auxilio con la aplicación del BOTOX® con un carácter Pro Natura por cuanto ayuda a cuidar y proteger el rostro de una forma deliberada, para favorecer la plenitud de la experiencia física.



Cuidar y mantener la imagen que la Naturaleza nos dio es una forma fabulosa de disfrutar de nuestras relaciones con nosotras mismas y con los demás.

Si desea más información sobre este tema puede comunicarse en nuestros teléfonos: 912 755 014 y 663 863 678, o escribir a nuestro correo: [email protected], donde gustosamente le atenderemos.


Autora: Doctora Mariela Barroso Vásquez, Directora Médica del Método Reabel ®




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El MÉTODO REABEL ®, belleza con base médica, es un protocolo médico diseñado para abordar en forma lo más natural las afecciones en la Salud Estética de la mujer. Una manera profesional de ayudar a la mujer a mejorar su salud estética, de forma lo menos invasiva posible y asegurando la viabilidad y el éxito de los tratamientos.

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