Vive Como las Flores
En esta ocasión continuaré hablándote de cómo sentir a la vida y te seguiré proporcionando ejercicios para ello. Pero debes tener presente que para sentir a la vida hay que vivir como las flores.
28 de March · 1256 palabras.
🕘 Resumen
En este artículo, el psicoterapeuta Rafael Bestard Bizet nos invita a vivir como las flores, extrayendo la esencia de lo positivo y eliminando lo negativo en nuestras vidas.
Explica que las flores nacen en un ambiente desfavorable y extraen lo útil para su crecimiento, sin permitir que lo negativo marchite su belleza y fragancia. Si tenemos la capacidad de ser como una flor, podemos transformar lo que nos rodea y cambiar lo que entra en nosotros.
Lo importante es centrarnos en nuestro ser y transformar todo lo que entra en nuestras vidas en algo positivo. Si nos insultan, podemos transformar esa energía en amor o en odio dependiendo de nuestra respuesta.
Debemos prestar atención a lo que sale de nuestro interior en lugar de preocuparnos demasiado por lo que entra. De esta manera, podemos desarrollar la capacidad de transformación del ser y vivir una vida más plena.
En conclusión, vivir como las flores nos permite encontrar la belleza en un ambiente desfavorable y transformar las experiencias negativas en algo positivo.
AUTOR: Msc. Rafael Bestard Bizet
Psicoterapeuta y profesor de Psicología.
En esta ocasión continuaré hablándote de cómo sentir a la vida y te seguiré proporcionando ejercicios para ello. Pero debes tener presente que para sentir a la vida hay que vivir como las flores.
Pon atención a las flores. Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son bellas y perfumadas. Extraen del abono mal oliente todo aquello que les es útil y saludable y no permiten que lo agrio de la tierra marchite la frescura de sus pétalos.
Una flor nace en el lodo. El lodo es transformado, se convierte en una flor. La flor nunca dice: "Nunca comeré este lodo ¡está sucio!". No, ese no es el asunto. Si eres una flor nada es sucio. Si tienes la capacidad de una flor, si tienes el poder de transformación, entonces puedes permanecer en el lodo y nacerás y te desarrollarás fragante como una flor.
¿Y sabes por qué esto es posible?. Porque lo importante no es lo que entra en ti, lo importante es que si estás centrado en tu ser, cualquier cosa que entre es cambiada, es transformada; toma la cualidad de tu ser y sale.
No es lo que entra lo que contamina, sino lo que sale. Así que recuerda: tú puedes transformar las cosas: alguien te insulta, te alimenta con un insulto, eso no tiene por qué contaminarte. ¿Qué sale ahora de tu interior? ¿Cómo transformas el insulto? ¿Sale amor u odio? Si no puedes transformar el insulto entonces estás en la mente con todos sus condicionamientos. Simplemente estarás reaccionando. Si la transformación ocurre entonces estás en el ser, significa que estás sintiendo a la vida y esas cosas no te preocupan ni te alteran.
Por eso: presta atención a lo que sale de tu interior. No te preocupes mucho por lo que entra. Y esto tienes que recordarlo porque de lo contrario no darás en el blanco. Continuamente piensas en lo que entra, entonces nunca desarrollas esa capacidad del ser que puede transformar las cosas. Entonces toda tu vida, todo tu ser se vuelve externo. Lo real no es lo que entra, lo real es recordar que tú tienes que transformarlo.
Cualquier cosa que entre no puede ensuciarte porque no puede tocar a la vida, y esa es tu esencia. Pero cualquier cosa que salga de ti lleva tu cualidad, la fragancia de tu ser. Si cólera sale de ti, eso muestra que adentro estás enfermo; si odio sale de ti, eso muestra que adentro no eres un todo. Si amor y compasión y luz salen de tu interior, eso muestra que la integración interna ha sido alcanzada.
Te voy a relatar una historia sobre qué significa vivir como las flores y sobre las diferencias entre reaccionar y responder.
Buda cruzaba un pueblo. Un grupo de gente que estaba en su contra se reunió alrededor de él y se puso a insultarlo gravemente. Él escuchó en silencio, con infinita paciencia. En realidad, debido a su paciencia, aquella gente empezó a inquietarse. Empezaron a sentirse incómodos, porque si insultas a un hombre y él escucha como si escuchara música, hay algo que va mal. ¿Qué es lo que está sucediendo?
Empezaron a mirarse unos a otros y uno le preguntó a Buda, “¿Qué ocurre? ¿No entiendes lo que te estamos diciendo?”
Buda le dijo, “Guardo silencio precisamente porque lo entiendo. Si hubierais venido aquí hace diez años, entonces habría saltado sobre vosotros. Entonces no tenía comprensión. Ahora comprendo. Y no puedo castigarme a mí mismo por vuestra estupidez. Sois vosotros los que decidís si insultarme o no insultarme, pero es mi libertad aceptar o no aceptar el insulto. No podéis obligarme a que acepte vuestros insultos. Simplemente los rechazo; no valen nada. Podéis recuperarlos. Rehuso aceptarlos”.
Como ves, Buda esta respondiendo, no está reaccionando. La reacción es inconsciente. Toda respuesta es un fenómeno de plena atención. Pero no puedes sencillamente dejar de reaccionar y empezar a responder. No es una decisión. Para pasar de una a otra necesitas el recuerdo de que en esencia eres un ser no un pensar. Si no lo haces así, antes de que te des cuenta habrás reaccionado.
Se cuenta que cuando a algunos de estos meditadores tú los haces enojar, ellos te abrazan, te hacen un regalo y te hospedan en su casa. Aunque es todo lo contrario de lo que hacemos nosotros con las personas que nos desagradan, ellos te lo agradecen profundamente pues comprenden que no puedes dar nada que no tengas. Eres como un pozo y las personas solamente tiran sus cubos y extraen lo que tienes dentro.
Pregúntate; Si dentro de ti tuvieras paz, quietud y ecuanimidad; tantas veces como las personas tiraran sus cubos: ¿qué sacarían? Pero: ¿por qué sacan todo lo contrario: ira, resentimientos, odios, riñas, altercados, etc.? Porque esa agua está contaminada. Y lo lamentable del caso es que no estás consciente del tipo de agua que tienes.
Lo real debe provenir de tu ser. Pero primero debes cambiar y ser transformado, debes sentir que eres y que lo demás carece de importancia y de sentido para la vida. El ejercicio que te brindaré a continuación te ayudará en esta empresa.
Sin importar la posición en la que te encuentres ahora mismo, por favor, cierra los ojos. A continuación, deja que tu atención recorra el cuerpo unas cuantas veces como una ola, de los pies a la cabeza y de la cabeza a los pies. Con dedicar un minuto a esto es suficiente. A renglón seguido, siente la totalidad de tu cuerpo energético como un solo campo de energía unificado. No dividas al cuerpo. Mantén la sensación de que eres total, de que eres un solo campo de energía durante unos minutos. Permanece intensamente presente durante ese tiempo.
Ahora siente que te estás volviendo como una estatua, que te conviertes en una piedra. Siente que nada se mueve dentro de ti. Profundiza en esa sensación y ve cada vez más adentro.
No te preocupes si tu mente consigue apartar tu atención de esa sensación ocasionalmente y te quedas perdido en algún pensamiento. En cuanto te des cuenta de que eso ha ocurrido, reorienta tu atención hacia el interior, hacia lo profundo y siente que cada vez estás más inmóvil. Nada te molesta. Toda tu intención está en la quietud que experimentas sintiéndote como una piedra.
Practica con sistematicidad este ejercicio. Si así lo haces pronto te ocurrirá el milagro de que comienzas a sentir al ser, a la vida; no solo con los ojos cerrados, sino que llegará un momento en que lo podrás vivenciar también con los ojos abiertos. Y tomarás conciencia de que debes vivir a través de tu ser, no a través de tus actos. Porque tus actos están en la superficie, el ser está en la profundidad. Deja que las cosas salgan de tu ser. No quieras tener el total control sobre los demás, ni sobre lo que te sucede, pero si se total en lo que haces. Transfórmate en ser, no en hacer. Lo real no es lo que tú haces, lo real es lo que tú eres. Quédate en el ser. Al principio te va a costar un poco de trabajo pues no estás acostumbrado a sentirlo. Pero poco a poco notarás que está ahí. Que siempre ha estado ahí. Y entonces; habrás llegado.
Que la pases bien y que la paz sea contigo.