Desarrollando la Sensación de Vida
En el artículo respondimos a la ancestral pregunta: ¿Quién soy? Y la única y verdadera respuesta a esta pregunta existencial es: Soy vida. Cómo desarrollar esa sensación de vida. Te propongo desde artículo, y en los siguientes, iniciar juntos el viaje en su búsqueda.
21 de March · 898 palabras.
🕘 Resumen
En este artículo, el autor nos recuerda que la respuesta a la pregunta "¿Quién soy?" es "Soy vida", pero muchas veces no logramos sentir esa vida. Nos involucramos en hacer y pensar, pero no en ser y existir.
El autor nos propone una serie de ejercicios para ayudarnos a conectarnos con esa sensación de ser y permanecer en ella, lo que puede llevar a una sensación de dicha y paz profunda.
Al centrarnos más en ser que en hacer, también nos damos cuenta de que nada en este mundo puede darnos verdadera felicidad. El fluir con la impermanencia de la vida trae verdadera armonía.
El autor propone un ejercicio para sentir al ser o la vida, una variante del ejercicio del corazón recomendado por Deepak Chopra. El ejercicio implica sentarse con las manos en los muslos, los ojos cerrados y concentrarse en la zona del corazón.
La práctica de este ejercicio no solo puede ayudar a cambiar el ritmo cardíaco, sino que también puede ser útil para aquellos que padecen presión arterial alta debido al estrés o la ansiedad.
AUTOR: Msc. Rafael Bestard Bizet
Psicoterapeuta y profesor de Psicología.
En el artículo anterior respondimos a la ancestral pregunta: ¿Quién soy? Y la única y verdadera respuesta a esta pregunta existencial es: Soy vida.
Pero la cuestión se complica cuando en realidad nos damos cuenta que pocas veces sentimos a la vida. Nos pasamos la vida haciendo y pensando pero no siendo ni existiendo.
Te prometí a partir de este artículo dedicar una serie de ellos a brindarte ejercicios para que puedas sentir a la vida y permanecer en esa sensación. Cuando uno permanece en la sensación de ser, cuando uno en realidad se siente vivo, el efecto es dicha y paz, la ansiedad se eclipsa y aparece una sonrisa que denota el bienestar tan profundo que se inscribe en lo más recóndito de nuestro forma corporal.
Cuando uno se dedica más a ser que a hacer, toma conciencia de que nada a lo que te aferres en este mundo te dará la felicidad. Se llega a la profunda convicción de que el fluir con la impermanencia de la vida es lo que trae verdadera armonía.
Hoy te propongo realizar una variante del ejercicio sanador del corazón recomendado por Deepak Chopra con el cual se ha obtenido mucho éxito en la psicoterapia que se practica en nuestra clínica. Con la práctica de este ejercicio no solo podrás cambiar el ritmo cardíaco, sino que también te será de mucha utilidad para comenzar a sentir al ser o la vida. Resulta también beneficioso para aquellos que padecen de presión arterial producto del estrés o la ansiedad.
Siéntate con las palmas de las manos sobre los muslos y vueltas hacia arriba. Cierra los ojos y centra toda tu atención en el corazón, en la zona del corazón, en el centro del pecho. Centra toda tu conciencia en esa zona. Durante unos minutos siente la energía que se despliega en esa zona (Aquí el término “sentir” no es lo mismo que “racionalizar”. Por ejemplo: Si yo te apretara la mano y tú dijeras que lo que sientes es un apretón de manos, entonces estás racionalizando la sensación. Pero si dices que lo que sientes es presión, entonces estás comenzando realmente a sentir).
No te apures en sentir ni en pensar en la necesidad de sentir. Quédate completamente inmóvil llevando cada vez más profunda la sensación a esta zona. Toma plena conciencia del corazón. Siente el latido del corazón. Experimenta su latir bien como un sonido o como una sensación de que algo está ahí, vivo y palpitante.
Ahora centra toda tu conciencia, toda tu atención en las palmas de las manos y siente el corazón latiendo en las manos. Pon toda tu intención ahí. Al sentir el corazón latiendo en las manos, percibirás un hormigueo o incluso el pulso latiendo. Siente cómo el corazón late en las manos bien como una sensación o como calor, o como hormigueo o como pulso.
Ahora vuelve una vez más a centrar la conciencia en el corazón sintiéndolo como un sonido o como una sensación. Siente la vida latiendo dentro de ti. Profundiza más en esa sensación de sentirte vivo. Permanece en esa sensación. Ahora muy lentamente comienza a abrir los ojos. Abre los ojos muy despacio. Tómate tu tiempo y permanece en esa sensación de que eres, de que estás vivo.
Recuerda que eres un ser humano, no un “pensar” humano. Recuerda que eres un ser humano, no un “hacer” humano. Si algún pensamiento surcara tu mente es este momento, por muy atrayente que parezca, aún si es un pensamiento relativo a lo bien que te sientes, suéltalo inmediatamente. No pierdas la hermosa sensación que has logrado de sentirte vivo.
Con la práctica sistemática de este ejercicio puedes comenzar a probar sentir a otras partes del cuerpo y lograrás hacerte cada vez más sensible a las sutilezas de cada uno de los movimientos de los diferentes órganos del cuerpo. Comenzarás a recibir impresiones del interior que quizás nunca habías escuchado, o nunca te habías percatado de su existencia. Será como el preámbulo de sentirte colmadamente vivo. Apreciarás el inefable gustazo que se siente al escuchar el palpitar de la vida dentro de ti.
Ten en cuenta que este es un ejercicio primario. En los siguientes artículos te seguiré brindando ejercicios para que puedas permanecer en el estado de sentir a la vida y de fluir con ella.
Me gustaría despedirme con un cuento: Un alumno le pregunta a un sabio cuál era el secreto de la sabiduría y de la dicha que él experimentaba.
El sabio le contesta: “Soy dichoso porque siento que este momento es el único momento que en realidad me pertenece, que el siguiente no es mío”.
El alumno le responde: “Pero eso es lógico, todo el mundo sabe que hay que aprovechar el momento presente porque es en realidad lo único que uno tiene”.
El sabio respondió: “He ahí precisamente la diferencia. Todo el mundo lo sabe, pero no todo el mundo lo siente. El secreto consiste no en saber que estás vivo, sino en sentir que estás vivo.
Que la pases bien y que la paz sea contigo.