Fósforo en Soja
En el centro de Santa Fe los altos rendimientos de trigo y soja están reservados a los sistemas con adecuado uso de fertilizantes, sobre todo en suelos que tienen más de 50 años de agricultura continua. El trigo sigue a la secuencia trigo-soja en el 58% de los casos

9 de February · 568 palabras.

🕘 Resumen
En la producción de trigo y soja, la fertilización con nitrógeno es un factor clásico. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha manifestado la necesidad del azufre como un nuevo factor en cuanto a su requerimiento nutricional.
El azufre, al igual que el fósforo, posee efectos residuales en la producción, y es un valor agregado al programa de fertilización del sistema.
En el presente trabajo, se evalúa la fertilización con P y S en trigo y la residualidad de los factores, tanto en la producción de soja de segunda como en la soja de primera.
El estudio se realizó en la Unidad de Investigación Agrícola (UDA) de Bernardo de Irigoyen, sobre un suelo serie Clason con más de 50 años de agricultura continua.
La fertilización con N fue el equivalente a 60 kg/ha y se constató la necesidad de S de un modo más notorio en la soja que en el trigo, coincidiendo con que las leguminosas son más demandantes de S que las gramíneas.
En conclusión, es fundamental conocer el aspecto residual de ciertos factores en la producción, ya que implica un valor agregado al programa de fertilización del sistema y aumenta su eficiencia.
Al igual que en trigo, en la soja también surgió el S como nuevo factor en cuanto a su requerimiento nutricional. Aunque el énfasis inicial fue puesto en el fósforo (P) (Vivas, 1996), posteriormente comenzó a manifestarse la necesidad del S de un modo más notorio que su expresión en el trigo (Martínez y Cordone, 1998), coincidiendo con Mengel et al (1987) quienes destacaron a las leguminosas como cultivos más demandantes de S que las gramíneas.
En la actualidad para la producción de trigo y soja son necesarios tanto el N como el P y el S, con la particularidad que los dos últimos poseen efectos residuales. El P, entre sus varias funciones, interviene en la nodulación (De Mooy and Pesek, 1966) y el S interactúa favoreciendo la nutrición nitrogenada en el trigo y en la soja (Wooding et al, 1970).
Aunque la aplicación de nutrientes es indiscutible, es importante conocer el aspecto residual de ciertos factores en la producción, puesto que implica un valor agregado al programa de fertilización del sistema.
El objeto del presente trabajo consistió en evaluar la fertilización con P y S en trigo y la residualidad de los factores tanto en la producción de soja de segunda como en la soja de primera.
Material y método.
El estudio comenzó en el año 2000 en la Unidad de Investigación Agrícola (UDA) de Bernardo de Irigoyen sobre un suelo serie Clason con más de 50 años de agricultura continua. El análisis químico inicial de la capa superficial del suelo (0-20 cm) fue: N-NO3= 7,4 ppm; MO= 2,9%; P extractable= 11 ppm; S-SO4= 9,5 ppm y pH= 6,2.
La fertilización básica con N fue el equivalente a 60 kg/ha y sobre la misma los tratamientos se constituyeron por las combinaciones de P (0, 20 y 40 kg/ha) y de S (0, 12, 24 y 36 kg/ha). Las dosificaciones del P y del S se realizaron por única vez al momento de la siembra del trigo y tuvieron en cuenta la actividad residual para los próximos cultivos.
El diseño experimental fue de parcelas divididas en bloques completos al azar con cuatro repeticiones. El factor P constituyó la parcela principal y el factor S la subparcela. La unidad experimental fue de 4,2m x 12m. El P utilizado fue bajo la forma de superfosfato triple de calcio (20%), el S como sulfato de amonio (24%) y el N como urea (46%).
Para la estimación económica de las tres cosechas se consideró el costo actual de cada cultivo y se tomó como referencia el precio histórico de comercialización internacional del grano para Argentina, con un valor FOB para el trigo de 105 dólares/t y para la soja de 170 dólares/t.
Los rendimientos de los cultivos fueron analizados mediante el análisis de la variancia con el procedimiento GLM de SAS, estableciendo como significativo el nivel del 5%. La comparación de medias se realizó con el test LSD a igual significancia (SAS, 1986).
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