Cambio de Vida… Mi Vida.

La reflexión de una persona normal tras una gran tragedia y tomarle el lado bueno, como superar los golpes de la vida y reconocer a las personas que te ayudan y aman.

Roberto Vejar
Roberto Vejar
9 de October · 679 palabras.
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🕘 Resumen

El autor relata su experiencia tras sufrir un accidente que lo dejó paralizado y cómo este evento repentino cambió su vida. A pesar de haber sido causado por una estupidez, el autor asume la responsabilidad por sus acciones y busca soluciones para salir adelante.

Durante su tiempo de hospitalización, el autor reflexiona sobre su vida y reconoce sus errores, buscando sanar sus culpas y fortalecer su fuerza de voluntad.

Aunque se sintió tentado a rendirse y querer morir, la perseverancia de su madre y hermanos lo motivó a luchar y continuar su rehabilitación.

Durante este proceso, el autor enfrentó muchas opiniones diversas, desde personas extrañas hasta terapeutas y médicos alternativos, sin embargo, él siguió trabajando en su recuperación.

Al final, el autor aprendió que la vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, pero con determinación y la ayuda de los demás, podemos encontrar la felicidad y la fuerza para seguir adelante.

 Un cambio de vida repentino y causado por una estupidez es difícil de asimilar, mas aun cuando esa estupidez es causada por factores ajenos a tu voluntad, es incomprensible, injusto, ¿por que a mí? Es la pregunta más recurrente de todas, los caminos de la vida son tan impredecibles que son difícilmente comprensibles, en mí caso yo lo provoque; eso me da la tranquilidad de saber que soy el responsable de mis actos y así tener el entendimiento de cómo solucionarlo.

Hay diferentes métodos de cómo salir de ciertos problemas, dicen que “el fin justifica los medios”, y creo que en mi caso así fue, el querer morirme y no vivir así me ayudo a salir adelante, en el tiempo que estuve hospitalizado después de mi accidente tuve mucho tiempo para pensar muchas cosas referentes a mi vida y como la había vivido, como lo explique anteriormente no es de vanagloriarse con todas las estupideces que hice, había que reconocer y olvidar, un costal lleno de culpas, remordimientos, tristezas se encargarían de acumularse en mi mente, las enseñanzas y la fuerza de voluntad que nos inculcaba mi madre era férrea, había que salir del problema en el cual me encontraba así es que no existía mucho tiempo para lamentarse o llorar, necesitábamos trabajar y mi madre se organizo con mis hermanos para poder ayudarme; se crearon turnos para cuidarme, para voltearme periódicamente de lado ya que no podía permanecer mucho tiempo acostado en una misma posición ya que se me hacían llagas muy profundas y se podían infectar, tenia una terapista física que asistía a mi casa a hacerme ejercicios diariamente además de asistir al Seguro Social a rehabilitación 2 o 3 veces a la semana, mi vida estaba totalmente copada por mis pensamientos y rehabilitación, esa etapa fue muy dura, mi motor era LA MUERTE.

Los psicólogos, brujos, médicos alternativos, yerberos, en fin las personas mas extrañas pasaron por consejo de mi madre a verme, yo, en mi necedad de no creer en nada y únicamente cerrarme a otras posibilidades los mandaba al carajo a veces enojado o de malas, sin darme el beneficio de la duda y lastimando todavía mas a mi madre que en su afán de ayudarme lo único que conseguía era desesperarla mas. Mis hermanos cambiaron sus rutinas por cuidar al “bulto” a veces y comprensiblemente aburridos, hartos, enojados por que tenían que quedarse en lugar de salir con los novios o asistir a fiestas o convivíos con sus amigos, en mi cabeza quedaban los recuerdos de actitudes muy malas de mi hacia ellos, como cuando saque a mi hermana Adriana a empujones de una fiesta tratándola muy mal delante de la gente, humillándola y maltratándola y ahora se quedaba a mi lado cuidándome y dándome todo su cariño, esto, una vez que había pasado su enojo por no haber asistido a su evento o estar con su novio que en la mayoría de los casos acababan viendo una película conmigo o platicando, o el caso de mi hermano que siempre hacia a un lado y trataba muy mal y todo por que era homosexual, claro como yo era un “macho” estupido que no lo entendía amen de que yo siempre tenia la razón y mi soberbia me impedía ver que dentro de el existía un hombre con una calidad humana insuperable un amor incondicional hacia sus hermanos y madre.

En mi afán de morirme no me dí cuenta de que me estaba rehabilitando, poco a poco; pude mover las piernas, pude mover los brazos, me pude poner de pie, y justo cuando esto paso se me abrió un panorama diferente en ese momento pensé que después de tanto esfuerzo sería una estupidez morirme, además me había ligado a mi terapista y tenia una novia que siempre estuvo a mi lado, mis amigos me sacaban a pasear, en fin toda esa etapa fue muy difícil y ahora al paso del tiempo lo veo como un mal sueño que me enseño mucho de cómo enfrentar la vida.

 robertovejar.com/blog/

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