La Crisis del Estado del Bienestar Afecta a las Residencias de Ancianos

Las residencias de ancianos no deberían ser vistas como el último recurso, donde ir cuando ya no tenemos otro lugar. Al contrario, son lugares donde podemos vivir, y hacerlo muy bien.

Maria Gutierrez
Maria Gutierrez
21 de September · 407 palabras.
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🕘 Resumen

La crisis económica afecta a todos, especialmente a los ancianos dependientes que pueden quedarse sin una plaza en una residencia porque no tienen dinero con que pagarla. Aunque el Estado del bienestar debería encargarse de estos casos, está siendo duramente golpeado por la crisis. Las residencias de ancianos son muy necesarias y el trabajo que realizan en ellas es crucial. Sin embargo, esto no significa que los familiares puedan dejar de lado a sus mayores, ya que el amor es una de las mejores terapias que existen. Una persona en una residencia con un alto grado de dependencia puede estar mejor atendida que en el seno familiar, debido a que sus familiares directos tienen obligaciones fuera de casa. Ambos aspectos (el cuidado profesional y el cariño familiar) si se complementan, son una herramienta muy potente para conseguir que los últimos años de una persona sean lo mejor posible. Además, existen varias modalidades de residencias de ancianos que son de pensión completa. Sin embargo, en tiempos de crisis, muchas comunidades evaden sus obligaciones y no aportan lo necesario para la Ley de Dependencia. Esto puede poner en riesgo a muchas personas que ahora están en residencias gracias al dinero que reciben del Estado.
La crisis nos afecta a todos. Aunque a algunas personas más que a otras. Y suele ser que los que menos recursos tienen son los más afectados. Es así como está estructurada la sociedad. Así que quizás no sorprenda ver cómo muchos ancianos dependientes se pueden quedar sin una plaza en una residencia porque no tienen dinero con que pagarla. Para estos supuestos está el Estado del bienestar, pero con la excusa de la crisis está siendo duramente golpeado. Apaleado, nos atreveríamos a decir.

Las residencias de ancianos son muy necesarias. El trabajo que realizan en ellas enfermeras, médicos y cuidadores es crucial. Esto no significa que los familiares se deban olvidar de sus mayores, que los puedan dejar apartados como si fueran muebles. Ni mucho menos.

El cariño de un hijo o una hija, de los nietos… es insustituible. Y el amor es una de las mejores terapias que existen, para cualquier enfermedad o condición. Por mucho que una persona tenga alzhéimer (en un estado avanzado) y pensemos que no se entera de nada, el amor que le pueda aportar la familia es increíblemente positivo. En muchos aspectos.

Pero, por otra parte, en una residencia una persona de avanzada edad con un alto grado de dependencia puede estar mejor atendida que en el seno familiar, sobre todo teniendo en cuenta que es probable que sus familiares directos tengan obligaciones fuera de casa (trabajo, estudios…).

Ambos aspectos (el cuidado profesional y el cariño familiar) si se complementan, son una herramienta muy potente para conseguir que los últimos años de una persona sean lo mejor posible.

Además, existen varias modalidades que son de (por decirlo alguna forma) pensión completa. Hay residencias de día que permiten a sus residentes dormir en sus casas o en las de sus familiares. La oferta es variada.

Pero ahora, cuando las instituciones no tienen dinero, empieza haber comunidades que evaden sus obligaciones y no aportan lo necesario para la Ley de Dependencia. Si esto sigue así, muchas personas que ahora están en residencias gracias al dinero que reciben del Estado se quedarán en la calle.

Las plazas de residencias públicas son limitadas y al coste de las privadas no todo el mundo puede hacer frente. El dinero de la Ley de Dependencia es necesario si no queremos volver a tiempos pasados. Esperemos que no sea así.

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