Dragon Ball: de la Mitología a la Ciencia Ficción y Viceversa
Evolución del mundo de Dragon Ball desde las antiguas leyendas chinas hasta las guerras espaciales y los androides, para volver nuevamente a centrarse en una trama tipo leyenda.
20 de September · 539 palabras.
🕘 Resumen
Dragon Ball no es solo una serie de anime que presenta combates de artes marciales, sino que también está impregnada de valores morales como la lealtad, la superación personal, el deseo, la avaricia y la lucha entre el bien y el mal.
El origen de esta serie mítica se remonta a las leyendas chinas del Rey Mono y la novela clásica Peregrinación al Oeste, que tratan temas religioso-budistas que se convirtieron en una guía argumental para los primeros capítulos de Dragon Ball.
El mundo original de la serie está ilustrado con innumerables detalles mitológicos, desde dinosaurios y peces gigantes hasta monstruos y animales humanoides.
Con el avance de la trama, la tecnología invade el mundo de Dragon Ball y los personajes surcan el espacio, luchando contra tiranos espaciales y poderosos androides, pero siempre manteniendo sus valores morales y su amistad como pilares de su fuerza.
El creador de la serie, Akira Toriyama, logró mantener al público enganchado durante décadas, gracias a su habilidad para dar giros emocionantes y sorprendentes a la trama.
El mundo original de Dragon Ball no sólo se basa en las leyendas a nivel de Son Goku y su primera búsqueda de las bolas de dragón, sino que además dichas leyendas lo ilustran e inundan de incontables detalles mitológicos, y supuestamente incompatibles, pues siendo el caso de que el mundo es bastante tecnológico y avanzado, desde el principio podemos ver dinosaurios, peces gigantes y todo tipo de monstruos en Dragon Ball. Por no mencionar el hecho de que, especialmente en esta primera parte, muchos pesonajes eran animales humanoides, como perros, tigres o pájaros.
El avance de la serie ocultó parte de estos detalles, aunque no pudo hacerlo del todo, y cada vez la tecnología inundaba más el mundo de Dragon Ball, hasta el momento en el que dio el gran salto al espacio con Dragon Ball Z. Aparecieron los extraterrestres, y Goku y sus amigos surcaron el espacio convirtiendo los programas espaciales en cosa de niños, gracias al descubrimiento de potentísimas naves espaciales, y la necesidad de derrotar a tiranos espaciales que conquistaban y destruían planetas, como Freezer.
Más tarde, aunque la trama se concentró de nuevo en La Tierra, la tecnología daría una vuelta más de tuerca, entrando en una era de poderosísimos androides, y como no, el supremo bio-androide, que también parecía más cosa del futuro y de la ciencia ficción.
Sin embargo, el genial autor Akira Toriyama, que casi se veía obligado a continuar su serie una y otra vez, decidió que par ser dándole credibilidad a la trama, esta vez los nuevos y superiores enemigos no vendrían de adelantos tecnológicos casi impensables, sino que condujo a la serie a sus orígenes con las leyendas, como la del Rey Mono, y volvió a crear un Dragon Ball basado en la leyenda de unos dioses antiguos y un monstruo que casi acabó con ellos y el Universo, cuando los hombres apenas habían empezado a caminar.
Dragon Ball Z es sin duda una muestra, de que a veces, el secreto del éxito no es tanto la innovación llevada al extremo por caminos tecnológicos y modernos, sino simplemente mirar al pasado. Vegeta y los saiya-jin, el tirano universal Freezer, o el tecnológico bio-androide Cell se sucedieron en un momento y años en los que la serie necesitaba dichos avances, pero el gran Toriyama supo mirar atrás y reencontrar el éxito en su pasado. La sucesora Dragon Ball GT, en la que él no participó, entre otros errores, obvió esa valiosa lección, y sus creadores no consiguieron alcanzar el éxito original.