¿Trabajar a distancia, cobrar menos? La batalla que divide a las oficinas definirá el futuro del trabajo

El mundo del trabajo ya estaba bastante enfermo antes de que el coronavirus se apoderara de él, pero la pandemia puso en marcha el cambio cultural.

Natalia Gómez
Natalia Gómez
13 de April · 603 palabras.
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🕘 Resumen

El artículo destaca que la pandemia ha tenido un gran impacto en la forma en que se aborda el trabajo en todo el mundo. Cientos de miles de trabajadores han optado por renunciar a sus empleos si no se les da la flexibilidad que necesitan. Además, la pandemia ha provocado una reducción del 10% en el precio de los alquileres de oficinas, así como un aumento en la demanda de viviendas en los suburbios en lugar de en los centros urbanos. A medida que los trabajadores adoptan cada vez más el trabajo híbrido que les permite trabajar a distancia algunos días de la semana, los directores generales están luchando por adaptarse a una fuerza laboral exigente que desea más flexibilidad sin una reducción en el salario. Todo esto está llevando a una redefinición en la forma en que etiquetamos a los trabajadores; en lugar de los tradicionales "cuellos blancos" y "cuellos azules", surgirán nuevas etiquetas basadas en la flexibilidad que los trabajadores tienen para seleccionar su lugar y horario de trabajo. Es probable que este cambio continúe en el futuro, y se espera que para el 2030 la mitad de los puestos de trabajo en Europa sean autónomos y dos tercios de los empleadores ofrezcan trabajo híbrido.

Podemos ver su impacto en todas las métricas en torno al trabajo: durante la Gran Dimisión de 2021, millones de trabajadores dimitieron en masa. Los trabajadores de todo el mundo han declarado que dejarían sus puestos de trabajo si no se les proporciona flexibilidad.

La reducción de los alquileres de las empresas el año pasado llegó al 10%, con enormes cambios en el uso de los espacios de oficina y de co-working. Y la ciudad tiene un nuevo competidor: el suburbio. La huida a los suburbios durante la pandemia ha supuesto un aumento del mercado inmobiliario de residencias fuera de los centros urbanos. Para que los distritos del centro de la ciudad atraigan y retengan a la gente como lugares para vivir y trabajar, los centros de las ciudades tendrán que ser rediseñados por completo.

Esta evolución no es una sorpresa: los expertos calculan que hasta una cuarta parte de los trabajadores de las economías avanzadas trabajarán permanentemente de forma híbrida, es decir, en parte desde casa, varios días a la semana. Las discusiones sobre la RTO (“Return to Offfice” o “vuelta a la oficina”) son cada vez más tensas y cambiantes. No existe un modelo ni un acuerdo uniforme.

Los trabajadores tienen que argumentar la conveniencia de ir a la oficina con regularidad, y muchos la rechazan. Mientras tanto, los directores generales tienen que lidiar con empleados que quieren más flexibilidad, la capacidad de trabajar a distancia e incluso la posibilidad de elegir su horario de trabajo, y esto sin una reducción de sueldo.

El grado de agencia que se les dará a los trabajadores -poder elegir su lugar y horas de trabajo- podría definirnos mucho más que las clasificaciones anteriores en el futuro. Ser etiquetado como trabajador de "cuello blanco" o de "cuello azul" podría ser sustituido por ser un trabajador "híbrido que tiene" o "híbrido que no tiene".

Además, se prevé que hasta la mitad de los puestos de trabajo de Europa sean autónomos en 2030 y dos tercios de los empleadores consideran ahora alguna forma de trabajo a distancia o híbrido como "la nueva norma". Muchas empresas se declaran "totalmente remotas", lo que les da una ventaja competitiva frente a las que exigen presentismo.

Como cada vez somos más los que podemos elegir cómo gestionar el tiempo que dedicamos al trabajo de la forma que más nos convenga, en lugar de la tradicional jornada de nueve a cinco, los debates en torno a la semana de cuatro días han alcanzado una intensidad nunca vista. Todavía no estamos cerca de la famosa semana laboral de 15 horas que John Maynard Keynes predijo en la década de 1930, pero su predicción parece volver a ser pertinente. La gente reconoce que su trabajo, y por tanto su tiempo, es un bien valioso y quiere tener más voz en el momento y el lugar en que lo vende.

A pesar de estos cambios, sigue habiendo una considerable ambivalencia entre algunos líderes. En un bando, están los de la línea dura, que creen que lo mejor es trabajar desde la oficina. Muchos creen que los que trabajan desde casa son, en cierta medida, tímidos en el trabajo. Como mínimo, desean penalizar a las personas que prefieren trabajar de forma híbrida.

Hoy en día, los líderes inteligentes se plantean lo impensable y se preguntan si vuelven a necesitar una oficina de la misma manera, no porque sigan al rebaño híbrido, sino porque mantienen los ojos y los oídos abiertos a lo que ocurre en sus propias empresas.

Autoexigencia

Las ventajas del trabajo remoto es que el control deja de ser físico, los empleados ya no trabajan por el horario sino en base a objetivos. Y el trabajo por objetivos les permite a los trabajadores mayor flexibilidad y la oportunidad de mejorarse a si mismos.

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