Game Boy: la precursora de las consolas portátiles
Si hay alguien a quien debemos agradecerle que podamos tener consolas pequeñas, que se puedan llevar a todo lado, es gracias a Nintendo
11 de August · 293 palabras.
Si hay alguien a quien debemos agradecerle que podamos tener consolas pequeñas, que se puedan llevar a todo lado, es gracias a Nintendo. Esta legendaria marca, que hoy está lejos del esplendor que le caracterizó en los noventa con el Nintendo 64 o el Super Nintendo Entertainment System, logró una consola portátil que pasó a la historia como una de las más queridas por los gamers nostálgicos.
Juegos como Tetris, el mismo Mario Bros, clásicos infaltables de Nintendo, fueron aliados de Game Boy para poder convertirse en una modesta consola siempre recordada. La idea de una miniconsola fue dada a finales de los años ochenta, para impulsar a la compañía Nintendo. La miniconsola salió en varias versiones: Game Boy, Game Boy Color y Game Boy Advance aportaron mucho a la historia de los videojuegos.
Modesta pero entretenida
Lo curioso de la consola es que técnicamente tenía otros rivales de mayores especificaciones técnicas, por lo que era más fácil de superar. La Mega Drive de Sega tenía algunos detalles más específicos, que hacían la calidad gráfica mejor. Sin embargo, el secreto de Game Boy estuvo en lo entretenido de sus más de quinientos juegos editados durante casi dos décadas. Pero además de eso, Game Boy tenía sus encantos propios.
Contaba con un pequeño adaptador que ajustaba los colores de la pantalla en varias tonalidades. Tenía un minibafle que permitía darle vida propia al juego a través de los sonidos rústicos, propios de los juegos de la época. Además contaba con diferentes accesorios que permitían ampliar la experiencia del videojugador. Por ejemplo, tenía una especie de adaptadores con los que los juegos de otras versiones del Game Boy se volvían compatibles con versiones del Game Boy Color. Permitía tomar fotos, imprimirlas. Es decir, no era solo portátil, sino versátil.
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