Animales Exóticos

Cada vez es mas común encotrar en casas particulares de todo el mundo, debido a la compra venta animales, criaturas de las mas variadas especies de todo el planeta, no estamos hablando de venta de perros.

Luis Gal
Luis Gal
10 de January · 1324 palabras.
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🕘 Resumen

El tráfico ilegal de fauna es una actividad lucrativa que permite a las personas obtener grandes ganancias económicas.

En muchos casos, los animales son capturados en su hábitat natural y se venden en el mercado negro a personas que buscan alojamiento en lugares exóticos para luego importarlos a sus países de origen.

Sin embargo, una vez que estos animales son capturados, se enfrentan a un cambio radical en su calidad de vida. Un ejemplo de hábitat natural impresionante es la selva amazónica, que es conocida por ser la zona más rica de plantas del mundo, con decenas de miles de variedades identificadas.

En casi cada milla cuadrada crecen más de cien clases de árboles y, dependiendo de las diferencias geográficas de altitud, se pueden encontrar una gran variedad de árboles, como ébano, caoba, cedro, palos de rosa, castaños, altos palos de Brasil, entre otros.

También hay numerosas variedades de palmas y árboles frutales tropicales, y las ramas rebosan de enredaderas y plantas trepadoras. Es necesario tomar medidas para evitar el tráfico ilegal de fauna y proteger los hábitats naturales de los animales que continúan siendo víctimas de esta actividad.

Además, es importante concienciar sobre la riqueza natural de lugares como la selva amazónica y la importancia de su protección para mantener la biodiversidad del planeta.

 Muchas veces, animales procedentes de compra ventas ilegales de personas que buscan alojamiento en lugares éxoticos por unos días con el fin de traficar e importar a sus paises de origen estos lucrativos animales que les suponen y garantizan una riqueza economica muy suculenta que no quieren despreciar.Pero, ¿que podemos decir de la diferencia del habitat en que viven, al que una vez cautivos los llevan?.
Una mirada cautelosa a la selva amazónica

EL PEQUEÑO reactor vuela sobre los Andes sudamericanos en dirección al este, rumbo a la vasta selva amazónica. Dejando atrás los picos cubiertos de nieve, miramos por nuestra ventana. Debajo se extiende una vasta alfombra de color verde brumoso. Al examinar el paisaje más de cerca, se asemeja a una masa de florecillas de bróculi densamente apiñadas. Como en un bordado, el “lazo” de ríos serpenteantes y el “ojete” de verde más claro, formado por las puntas salientes de las palmeras, añaden una agradable variedad a la escena. Pronto el avión comienza a descender. La alfombra verde se transforma ante nuestros ojos en una asombrosa variedad de árboles que contrastan en tamaño y descripción.

La selva del Amazonas se conoce como la más rica zona de plantas del globo terráqueo. Se han identificado decenas de miles de variedades. En casi cada milla cuadrada (2,6 km2) crecen mucho más de cien clases de árboles. Dependiendo de las diferencias geográficas de altitud, hay espesuras de árboles de mangle, ébano, caoba fina, cedros, aromáticos palos de rosa, castaños, altos palos del Brasil, varias clases de sauces y hermosos árboles de caucho. Esparcidas entre todos éstos hay numerosas variedades de palmas y árboles frutales tropicales. Las ramas rebosan de enredaderas y plantas trepadoras. Tan profusa es la verdura que las cimas de los árboles pugnan por alcanzar un cielo apenas visible.
Al nivel del suelo la colección de vida vegetal sencillamente es espectacular. Hay una mezcla de hojas de formas insólitas y hierbas de toda clase y variedad. Ceñidas al suelo hay una variedad interminable de plantas, en cuyo follaje se combinan el verde, rojo, rosado, púrpura, amarillo y blanco. Otras plantas de poca altura sirven de cerco a hileras de espigas vigorosas del tipo de cacto y a palmeras bajas, arbustos y vegetación de hojas grandes. Los helechos sedosos y sueltos añaden un toque delicado de verde más pálido. Las enredaderas se aferran a cualquier espacio sobrante.
En muchas zonas flores de intensos colores abrillantan la escena. Hay macizos de flores de colores rosados y rojos. Florecillas amarillas apenas asoman de entre raíces nudosas. De las ramas cuelgan racimos de flores de naranja brillante, carmesí intenso y blanco. También hay magníficos despliegues de delicadas orquídeas que anidan en los troncos de los árboles o parecen caer en cascadas de las ramas. Ni una hoja se mece en el aire húmedo.
Señales de vida animal

¿Qué hay de la vida animal? Las hormigas barrigonas que se llaman Tangarana enjambran en el árbol palo de santo. A cambio de una morada permanente, estas hormigas protegen el árbol del menor toque de cualquier invasor. Abajo, en el suelo de la selva, las hormigas cortadoras de hojas marchan en fila india, cada una cargando un pedazo grande de hoja. Innumerables escarabajos se precipitan aquí y allá o velozmente emprenden el vuelo. Especialmente se puede notar el mayor de todos los escarabajos, titanus giganteus, que mide unos 15 centímetros de largo. De vez en cuando uno ve el destello de una luciérnaga que se hace visible en la penumbra permanente de la densa maleza. Brillantes mariposas y gigantescas polillas de extraña apariencia emprenden el vuelo. Cerca, las ranas croan. A nuestros pies, curiosas lagartijas verdes y grises salen cual flecha, mientras que pequeñas salamandras suben velozmente a los árboles.
En alguna parte de la selva hay anacondas gigantes... se afirma que las más grandes de estas serpientes miden hasta 12 metros de largo y casi un metro de diámetro. De las 250 clases de reptiles que se dice que moran en la selva del Amazonas, pocas verdaderamente son venenosas. A menos que se les sorprenda o se les moleste, las variedades rapaces solamente matan para obtener alimento, y el hombre no es parte de su régimen.
Contrario a la opinión popular, no todos los animales que viven en la selva son animales grandes y peligrosos. En la selva sudamericana, el mayor animal es el tapir, que es del tamaño del cerdo, y le siguen de cerca el puma y el jaguar. Comparten la maleza tigrillos semejantes a gatos, y el oso hormiguero de largo hocico, armadillos y ocelotes. Las zorras, mapaches, pequeños ciervos y muchos tipos de roedores tienen su nicho en el suelo de la selva. En condiciones ordinarias no se sabe que ninguno de éstos sea una amenaza a los seres humanos. Se dice que de las 14.712 variedades de animales que habitan en la zona del Amazonas, más de 8.000 existen únicamente en esta región.
Vida animal en los árboles

Con mucho la mayor concentración de fauna vive en los árboles. Los gritos y los roncos chillidos identifican mundos de loros, guacamayos, tucanes y numerosas otras clases de aves, algunas conocidas y otras poco conocidas. Añada a esto el chirrido de los periquitos, los arrullos y gorjeos de las palomas, de las chotacabras americanas y de otros, así como el ratatá ruidoso del pájaro carpintero, y usted empieza a percibir el afanoso mundo de las alturas. Varias clases de monos de cara curiosa y de libre movimiento se balancean fácilmente de rama en rama, mientras parlotean y riñen. Volando en círculo sobre las cimas de los árboles, hay buitres alertas que están a la espera de una comida. Sus apetitos voraces mantienen la zona limpia de carne putrefacta.
Aquí y allá hay estanques en los cuales las hojas gigantescas de las ninfeas esconden brillantes peces tropicales. Por todas partes hay pequeños arroyos de agua que las hojas han teñido de color pardo. Al fin todo fluye al Amazonas, la carretera de la selva.
Vida en las aguas

En las aguas de la selva del Amazonas hay pastinacas, gimnotos, caimanes, tortugas y pirañas de dientes afilados que pueden despojar a un animal de su carne en tan solo unos pocos minutos de febril actividad. Uno tiene que indagar con los nativos de la localidad antes de nadar en cualquiera de estas aguas. ¡Las aguas de la selva no son necesariamente buenas piscinas de natación! Sin embargo, uno ve pequeños grupos de niños nativos chapoteando en algunos de los lentos ríos de la selva. Esto nos lleva a la gente que vive en la zona del “gran río,” la cual contribuye de manera interesante al temperamento de la selva.
Su gente

Hace tres o cuatro siglos por lo menos 230 diferentes tribus de indios habitaban la región. Vivían en pequeñas comunidades aisladas, y por lo general se limitaban a ciertas zonas geográficas. Entre los dominios de tribus que todavía se reconocen hoy día se encuentran los de los jívaros, aucas, campas, chamas, machiguengas y shipibos. Quizás solo queden unas veinte tribus bien definidas. No tienen muchas necesidades... tal vez una casa de troncos, una o dos hamacas, una cerbatana y una lanza. Su régimen consiste principalmente de yuca, bananas, tortugas y pescado.
La selva amazónica ciertamente es una zona fascinante... un lugar tranquilo. Este apacible y húmedo ambiente de vez en cuando se ve perturbado por tronadas tropicales. Sin embargo, estos sonidos y los exóticos ruidos de una gran variedad de animales en realidad no perturban la calma de la inmensa y apacible selva. Aunque muchas clases de criaturas se albergan en ella, la selva no es un ambiente lleno de tremendos peligros para los que respetan las señales que dicen “No moleste.”



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