Familia Nicho Afectivo
La familia es esencialmente un espacio de afectos, de expresiones de cariño desde las cuales se nutre la posibilidad de construir hombres y mujeres llenos de amor por la vida, con sentido de solidaridad, de pertenencia a un mundo que reclama unidad en torno a valores de vida y amor.
13 de November · 517 palabras.
🕘 Resumen
La familia desempeña un papel fundamental en la socialización de los niños, permitiéndoles aprender valores, principios y afectos que les permitan integrarse a la sociedad.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que la familia es un elemento fundamental de la sociedad y por lo tanto tiene la protección del estado.
En general, consideramos la familia como conformada por padre, madre e hijos, y muchas personas creen que esta composición es garantía de estabilidad para la crianza de los niños.
Sin embargo, en algunos momentos la familia se abre a otros tipos de parientes, lo que puede tener ventajas y desventajas.
La estructura familiar puede ser desestabilizada por las separaciones, divorcios y abandono, y los niños pueden verse obligados a vivir con uno de los padres o incluso con la nueva pareja de uno de ellos.
Lo más catastrófico para los niños en estas situaciones no es la pérdida de una figura paterna o materna en sí misma, sino la pérdida de elementos gratificantes en lo afectivo y emocional, que pueden no ser satisfechos por el padre o la madre encargados de su cuidado.
La familia, como agente de cambio y transformación para la comunidad, debe ser protegida y fortalecida para el bienestar y la integración de los niños en la sociedad.
La familia cumple un papel muy significativo en el contexto de la socialización de los niños y las niñas, además de dinamizar la perpetuidad de la sociedad y sus intereses. En ese sentido, es la base para que todo ser humano pueda aprender valores, principios, afectos, que le permitan integrarse a la sociedad: Y un ideal sería que desde allí fuese un agente de cambio y transformación para la comunidad.
La declaración universal de los derechos humanos, concibe la familia como un elemento fundamental de la sociedad y como tal tiene la protección del estado.
La familia normalmente la concebimos como ese grupo conformado por el papá, la mamá y los hijos. Hay muchos que creen que ese núcleo familiar concebido de esta manera es garantía de estabilidad para la crianza de los niños y las niñas. Ese es el ideal, en tanto papá y mamá sean prenda de garantía en la satisfacción de las necesidades físicas, mentales, intelectuales, culturales, afectivas y emocionales de sus hijos. Asunto este que no siempre es así.
De otro lado, hay momentos en que la familia y su modus vivendi, rompe ese núcleo paterno y materno, para abrirse a otros tipos de parientes, como tíos, primos, abuelos y darle a la familia otros significados, virtudes, extendiendo sus compromisos y responsabilidades. Todo esto con sus concebidas ventajas y desventajas.
Y ante el embate de la sociedad que desquebraja la estructura familiar, lacerándola mediante la separación, el divorcio y el abandono, no le queda a muchos niños y niñas otra opción que vivir con papá o mamá, e incluso con la nueva pareja de uno de ellos en muchos casos y sus nuevos pseudohermanos, con quienes tiene que aprender a convivir.
Dentro de todo este engranaje, lo más catastrófico para los niños(as), no es la perdida de la figura paterna o materna en sí misma, sino la perdida de los elementos gratificantes en lo afectivo y emocional, que normalmente y luego de la separación, divorcio o abandono, no son satisfechos por el padre o la madre encargados del cuidado de los mismo y mucho menos por las nuevas parejas a las que tiene que adaptarse.
Ante todo este panorama es necesario recurrir a mecanismos y estrategias que permitan; mantener y darle sostenibilidad al proceso de formación de la personalidad y libre desarrollo de los niños(as). Y ese elemento, no puede ser otro, que la expresión nutritiva del afecto y el cariño.
En este sentido abogo por una familia que se levante desde los vínculos afectivos, fuertes, dinámicos, existenciales, vitales, y fervorosos, que le den a los niños y las niñas, la seguridad y la confianza, para que vean el mundo como una oportunidad y no como una amenaza. Premisa esta que solo puede surgir de relaciones basadas en una estima, positiva e incondicional en las que el amor, el cariño, la aceptación delos niños(as) se den, independientemente de sus actitudes y comportamientos. Es una vivencia del amor en la que, se quiere al otro por el solo hecho de ser y de existir.
HUMBERTO PEÑUELA VARILA