La Concepción

Solo para graficar, imagina que el hábito es una criatura que ha de ser concebida por el matrimonio entre paciencia y acción. Estos maravillosos padres deben tomar la importante resolución de procrear un nuevo hijo, y más aún,

Jaime Mora
Jaime Mora
30 de April · 1058 palabras.
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🕘 Resumen

El hábito es una criatura que nace del matrimonio entre la paciencia y la acción. Para crear un nuevo hábito, es necesario tomar la importante resolución de concebirlo y trabajar en él con esfuerzo y sacrificios. El proceso de nacimiento del hábito depende de diversos factores, y es una decisión propia decidir si estos factores se usarán para crear costumbres que construyan o destruyan nuestra existencia. En la construcción de hábitos, la familia y los amigos pueden ser de gran ayuda. Por ejemplo, un padre puede acudir a sus hermanas para obtener consejos sobre cómo crear rutinas a través de la repetición y la constancia, y la madre puede recibir apoyo y ánimo de su propia madre para perseverar en la creación de hábitos. Sin embargo, siempre hay enemigos que intentan impedir que los nuevos hábitos surjan, como la impaciencia, la desesperanza y la falta de motivación. Saber cómo lidiar con estos enemigos es clave para tener éxito en la creación de nuevos hábitos. En resumen, crear nuevos hábitos depende en gran medida de la paciencia, la acción y el apoyo de la familia y amigos, mientras se lucha contra los enemigos que pueden surgir en el camino.
 Solo para graficar, imagina que el hábito es una criatura que ha de ser concebida por el matrimonio entre paciencia y acción. Estos maravillosos padres deben tomar la importante resolución de procrear un nuevo hijo, y más aún, asumir todos los sacrificios y esfuerzos que sean necesarios para llevar su preñez en felices términos.
El proceso de nacimiento de un nuevo hábito depende de una serie de factores que la vida a dispuesto en tu ser. Es tu decisión poner esos factores al servicio de la creación de costumbres y determinar si tus noveles costumbres serán para la construcción o destrucción en tu existencia.
Para este determinante decreto, cuentan no solo con sus experiencias y expectativas de vida, sino que disponen de sus familiares, personajes que influyen en su diario acontecer.
El papá cuenta con un par de hermanas a las que considera unas expertas en esta materia. Para el progenitor, las grandes conocedoras en la creación de rutinas son la repetición y la constancia, pues sin su ayuda sabe que nunca llevará el embarazo a dichosa conclusión.
La madre, por su lado, sabe que los mejores consejos y apoyo vendrán de su propia progenitora la perseverancia. Y que sus hermanos motivación y entusiasmo estarán en los momentos más difíciles para levantarle el ánimo y hacerle más llevadera la carga.
Con un equipo de ayuda tan valioso pareciera que no existe riesgo de fracaso. Sin embargo, los padres saben por experiencia propia, por los éxitos y las pérdidas pasadas que los enemigos siempre están al asecho.
Saben de una pareja de maleantes que tienen como principal objetivo impedir que el pequeño hábito vea la luz del día, saben de las estrategias y triquiñuelas de la impaciencia para cansar a la repetición y adormitar a la constancia. Conocen las tácticas y trucos de la desesperanza para distraer a la perseverancia y secuestrar la motivación, al hacer que el entusiasmo se obnubile en la tristeza.
Gracias a ese conocimiento del enemigo pueden emprender una lucha en ocasiones gananciosa, en otras perniciosa. En efecto, eventualmente logran dominar a esta banda: dan a luz al alegre recién nacido.
Pero te estoy contando el final de una lucha que comenzó con el coraje, no solo de traer al mundo a un joven hábito, sino de otorgarle un sexo. Sí, así es. Antes de la procreación, los padres tienen el poder de determinarlo, ellos pueden y, sobre todo, deben decidir el sexo de su naciente hijo.
La lucha realmente empieza allí, cuando les toca escoger si el nuevo hábito es para bien o para mal. Aquí los enemigos parecieran multiplicarse. Por un lado, tenemos a la pareja de maleantes formada por la impaciencia y la desesperanza que en este momento se disfrazan de amistades y llenan a la paciencia de razones por las que el sexo de su futuro hijo debe ser negativo.
Y por el otro, tenemos a un veterano grupo, estos conocidos del papá Acción, que tratan de guiarle hacia la peor de las disposiciones para su reciente hijo. Empiezan los vecinos, el feliz matrimonio entre el facilismo y la pereza al explicar como un mal hábito le hará la vida más cómoda, le ayuda a disminuir su labor e impide acometer inéditos proyectos.
Le sigue toda una congregación de vicios cargados de sus malas influencias, pues le promete que el retoño le llenará de originales y extremas vivencias.
Nunca sobran los excompañeros de estudio, especialmente la mala educación quien llega poniendo a disposición del bebé sus propios y mal educados hijos: descortesía, incultura, abusos, falta de respeto y hasta ausencia de urbanismo.
Y, por si fuera poco, en su trabajo lo acosa un grupo de compañeras como la cruel deshonestidad, la insana competencia, la burda deslealtad y la ambición desmedida. Todas con un discurso muy bien elaborado sobre la gran utilidad que ellas aportan al mundo empresarial.
Con un complot tan bien ejecutado, resulta ardua una sana sentencia. Con tantos argumentos es más que difícil no inclinarse por la peor de las vías. Sin embargo, los protagonistas de esta concepción tienen tres geniales sabios.
Por un lado, disponen del tío principio, un ser maravillo que desde la infancia ha estado forjando la mentalidad y creencias de Acción. Un tesoro entrañable dispuesto a tutelar al inexperto hábito al fortalecer la personalidad de los padres.
Por el otro, está la tía valores, un libro abierto con lecciones de todo calibre y para toda ocasión. Un almacén de herramientas de gran utilidad casi para cualquier situación. Un banco de vitaminas para ensanchar el carácter de los progenitores.
Y, por último, la mayor de las fuerzas del ser: el amor. Un poder de incalculables proporciones, capaz de vencer a cualquier enemigo y llevar a la cúspide hasta la más débil de las conductas. Una oferta de actitud ante la adversidad, un regalo como filosofía de espíritu.
¿Que como termina la historia?, ¿que cuál fue el sexo? Pues eso solo me lo podrás contar tú. Es tu resolución incrementar o no tu joyero de hábitos, es tu sentencia el sexo que ellos deban tener. Tú cuentas con todos estos personajes en esa obra llamada vida, tu vida. Tú escoges a cuales escuchar, a cuales darle prioridad. Tú determinas el nivel de impulso que los hábitos le otorguen al crecimiento continuo en tu existir.
“El hábito es una obra de arte diseñada por la decisión, esculpida por la acción e incubada por la perseverancia”

A lo largo de mi vida he visto como los individuos son capaces de cambiar y ante cada amanecer descubrirse como un nuevo ser humano. ¿Quieres impulsarte al éxito y lograr tus metas?, ¿inspirarte con auto motivación?, ¿aprender a gestionar tus emociones?, ¿apalancar valores?, ¿desarrollar hábitos competentes?, ¿descubrir la magia del reconocimiento?.. ¿Quieres amplificar tu ser?
Soy Jaime Mora, amplificador e ilustrador del ser. Escritor por pasión, Coach por vocación, Consultor por acción. Con cinco años en estudios de IV nivel. Con más de 20 años de experiencia en el ámbito empresarial.
Soy director de www.impulsate.com y te invito a suscribirte gratuitamente a mi revista digital “Impulso” para que a través de ilustrativas historias descubras maravillosas reflexiones que alimentan tu mente y te inspiran a dar el paso consciente que transformará tu existir. Visita www.impulsate.com y aprende, crece y vive!.

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