Lo Gratis Sale Caro

"Gratis" es la palabra clave para muchos. Si no cuesta, entonces no hay ninguna desventaja, ¿cierto? La realidad es que a veces es mejor pagar.

Maribel Acq
Maribel Acq
30 de March · 504 palabras.
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🕘 Resumen

Los expertos en mercadotecnia saben cómo hacernos caer y cómo hacernos olvidar de pensar para que hagamos lo que ellos quieren. Una estrategia común es ofrecer cosas gratis, lo cual atrae nuestra atención.

Sin embargo, el costo de obtener algo gratis a menudo es más alto de lo que habríamos pagado si lo hubiéramos comprado. Por ejemplo, podríamos pasar media hora en una cola para probar una muestra de un nuevo sabor de helado, pero no queremos esperar 10 minutos al pagar por un helado regular.

A menudo, nos dejamos llevar por esta estrategia y compramos cosas que no necesitamos o que ni siquiera queremos, solo porque vienen con un regalo gratuito. Es importante ser conscientes de nuestro presupuesto y tiempo, y pensar dos veces antes de comprar algo solo porque viene con un regalo.

A veces, lo que aparentemente es gratis termina costándonos más.

 Una cosa hay que reconocerles a los magos de la mercadotecnia: nos hacen caer. Se han puesto a investigar un montón de cosas y han descubierto cómo hacer que nos olvidemos de pensar y que hagamos lo que ellos quieren. Y todo ético y sin engaños.

Claro que hay algunos que son bien engañosos, pero la gran mayoría solo hacen su trabajo: nosotras hacemos el resto.

Y una de las cosas que más hacemos es irnos por lo “gratis”. Nada llama más la atención que ver algo gratis. Lo malo es que el costo de tener algo gratis es, a veces, más alto que haberlo comprado.

Por ejemplo, podemos estar media hora en la cola de una nevería para probar una muestra gratis del nuevo sabor, pero no queremos esperarnos 10 minutos cuando vamos a pagar por una nieve.

¿Qué tiene lo gratis que nos vuelve locas?

Porque no me vas a decir que no has entrado a una tienda para comprar un kilo de sal y sales con dos bolsas llenas de cosas que no solo no necesitabas, sino que ni siquiera querías, como 5 latas de elote porque comprando 4 te regalaban una o unas calcetas de esas feas porque venían gratis comprando una blusa horrenda.

Yo no voy a decir que no… todavía tengo en la lavandería un montón de botes de limpiadores, jabones, desinfectantes y mil cosas más que compre “para ahorrar” porque el tercero era gratis.

Mi esposo no se queda atrás. También tiene herramientas, revistas (que no lee ni en el baño), aromatizantes y un montón de mugres que le dieron gratis en la compra de otras que seguramente tiró a la basura.

La próxima vez que vayas a comprar algo porque viene “gratis” otra cosa, piénsale dos veces.

No digo que las cosas gratis no sean buenas, ¿a quién le regalan que se ponga a llorar?, pero no te pases de tu presupuesto solo porque “te vas a perder” de un regalo.

Piensa también en tu tiempo y comodidad. Una vez fuimos al museo el día que era gratis. No me preguntes que vi porque no me acuerdo. Todo fueron colas enormes, empujones, jalones y los vigilantes apurándonos a salir porque había más gente queriendo entrar. La gran mayoría de los que entró ni siquiera estaba viendo las obras de arte, solo entró porque era gratis.

No pudimos ver nada, no pudimos comentar nada ni siquiera tomarnos un café.

Mi esposo juró solemnemente que ni arrastrándolo lo volvería a meter a un museo cuando la entrada era gratis. ¿De qué servía tener gratis un museo si no podías ver nada?

En muchas ocasiones es preferible pagar que conseguir algo gratis. No te dejes llevar por el señuelo de lo gratuito, porque a veces al final sale más caro.

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