Cuídate de los Gastos Hormiga

Pensamos que vamos a ahorrar si no compramos cosas caras o innecesarias. El problema es que las cositas que cuestan poco no las tomamos en cuenta y eso puede ser peor.

Maribel Acq
Maribel Acq
29 de March · 528 palabras.
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🕘 Resumen

El artículo destaca la importancia de los gastos pequeños o "gastos hormiga" en la economía familiar. A menudo, estos gastos no son tomados en cuenta ya que individualmente su costo es bajo, pero al sumarlos pueden generar un efecto de mareo. El autor presenta un ejemplo personal donde, durante una salida con su hija, compró refrescos, chicles, dulces, cacahuates, accesorios y un juguete de plástico, lo que resultó en un gasto mayor al que pensaba haber realizado. El artículo indica que estos gastos pequeños pueden ser controlados si se consideran su costo y se lleva un registro de ellos. Se recomienda realizar un seguimiento de los gastos mensuales y anuales, para conocer en qué se está gastando y poder ajustar el presupuesto. El autor concluye que los pequeños gastos pueden ser los que más afecten la economía familiar, por lo que es importante prestarles atención y no subestimar su impacto.
 ¿Sabes por qué se te acaba el dinero? Porque siempre empezamos con la misma cantidad de dinero, pero a veces se va como agua y ni sabemos cómo pasó.

Y como siempre, los grandes culpables son los que no se ven: los gastos “hormiga”. El término se acuñó hace tiempo para muchas cosas, ya que la característica especial de las hormigas es que una sola no hace nada, pero junta unas miles y te puede comer viva.

Ese es el problema con los gastos hormiga: son tan pequeños que no los tomas en cuenta, pero cuando los sumas hacen que te marees.

Por ejemplo, una vez fui por mi hija a la escuela y me pidió que la dejara ir a tomarse unas fotos para una fiesta de XV años de una amiguita suya. La cita era en un parque para tomarse fotos en las fuentes y aprovechar los escenarios y después ir a tomar nieve a una nevería de enfrente.

La cosa era bastante lejos de nuestra casa, así que me convenía más quedarme que ir a mi casa, abrir la puerta, tomar agua y regresarme. Como toda buena adolescente no me quería cerca, así que me fui con otra mamá del grupo a perder el tiempo en lo que se tomaban las fotos y se iban a chismorrear.

Cuando terminaron las muchachas cada quién se fue para su casa. En el camino quise comprar unos elotes que olían riquísimos pero ¡Sorpresa!, no tenía dinero.

¿Cómo era posible? Había salido con varios billetes y un mundo de monedas en la bolsa. Así que me quedé sin mi elote y me puse a revisar qué había pasado con eso. La respuesta fue la suma de las “cositas” que compramos mientras esperábamos a las muchachas.

Nada había sido lo suficientemente caro como para llamar mi atención, pero ya que juntamos todo me gasté más que si hubiera ido a un buen restaurante.

Entre refrescos, chicles, unos dulces, una bolsa de cacahuates,  unos adornitos, un juguetito de plástico y una bolsita de yute se juntó mucho más de lo que siquiera recordaba haber gastado.

Medimos todo de acuerdo a lo que cuesta por unidad. Rara vez nos ponemos a pensar cuanto saldrá cuando sumemos todo y es por eso que los pequeños gastos son los que más te pueden afectar.

Si no me crees empieza a apuntar el número de refrescos, botellas de agua, chicles, dulces o cualquier otra cosa pequeña que compres durante el día. Junta eso a la semana (para que no te canses) y te darás cuenta de lo que gastas al mes en mensadas.

Una hormiga te pica, la matas y la tiras. Miles de hormigas al mismo tiempo te comen viva. Fíjate lo que gastas en cositas y a lo mejor te alcanza para comprar eso que no compras porque es muy caro.

La economía del hogar es cuestión de detalles. No dejes que se te vayan.

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